die Kultur : (numerosas acepciones, verlas en DWDS https://www.dwds.de/wb/Kultur )
der Kampf m. – kämpfen = campear, luchar - campear: combatir en campo raso
der Kampf m. – kämpfen = campear, luchar - campear: combatir en campo raso
der Krieg : m = la guerra : organisierte
militärische Auseinandersetzung großen Ausmaßes und längerer Dauer zwischen
Staaten, Machtgruppen oder Stämmen - Gegenwort zu Frieden
die Schlacht = la batalla, el combate → schlachten V. ‘zur Ernährung bestimmtes Vieh
fachmännisch töten’, → übertragen ‘(wehrlose) Menschen niedermetzeln,
morden’ = carnear, asesinar
…¿viste cómo hay vocablos
que incurren en una dispersión semántica inabarcable? Algunos parecen más
proclives a proliferar en el tiempo, a injertar las raíces y reinventar sus
sentidos en el bosque mental de pueblos muy lejanos unos de otros, tal vez asociados por vínculos cuyos rastros
algún día se van descubriendo. Dos de
esas palabras – sólo incompatibles en ciertas taquillas mentales – son las que
una vez se combinaron en la lengua alemana para formar Kulturkampf. Mucho antes
de unirse en el lampo histórico que produjo su circunstancial aparición, ya
eran de abolengo clásico y linaje prestigioso, aunque cada una a su turno (Kampf
y Kultur) se viese luego desprestigiada en la criba donde las maceró la crítica filosófica
moderna.
Información sobre Alemania actual y su régimen jurídico-político:
ya que por el momento la embajada de la BRD no dispone de los folletos que antaño enviaba, sin cargo, a estudiantes y enseñantes del idioma, sugerimos descargar (pdf) o copiar el confiable material que sea de interés clicando en:
https://www.tatsachen-ueber-deutschland.de/es/system/files/download/tatsachen_2015_spa.pdf
Consultar asímismo material didáctico posteado en años anteriores para este taller en las 4 secciones de http://arielrodo.weebly.com/
Información sobre Alemania actual y su régimen jurídico-político:
ya que por el momento la embajada de la BRD no dispone de los folletos que antaño enviaba, sin cargo, a estudiantes y enseñantes del idioma, sugerimos descargar (pdf) o copiar el confiable material que sea de interés clicando en:
https://www.tatsachen-ueber-deutschland.de/es/system/files/download/tatsachen_2015_spa.pdf
Consultar asímismo material didáctico posteado en años anteriores para este taller en las 4 secciones de http://arielrodo.weebly.com/
-o-o-
La Reforma
luterana (s. 16) y los subsiguientes 30 años de guerras religiosas (s. 17)
modificaron el mapa político, demográfico e ideológico de Europa. Consolidados
los Habsburg en el trono electivo del Sacro Imperio Romano, los reinos de habla
alemana vieron crecer la monarquía de los Hohenzollern en la septentrional y
poderosa Prusia (Preußen). Hubo así
dos polos hegemónicos rivales en la fragmentada Alemania. Las victorias
napoleónicas culminadas a comienzos del siglo 19 y la creación de la
Confederación del Rhin (Rheinbund)
facilitaron el triunfo de las armas francesas sobre Prusia en 1806, año en el
que Bonaparte declaró la caducidad definitiva del vetusto Reich germánico. En
los territorios alemanes bajo dominio francés, en especial los del Rheinbund, se instauraron reformas políticas
y administrativas a tenor de las implantadas desde Paris.
Solo el
fracaso napoleónico en la invasión de Rusia permitió, desde 1813, la paulatina
formación de una alianza entre las remanentes fuerzas antifrancesas de Europa;
- entre ellas las “guerras de liberación” (Befreiungskriege)
comenzadas por tropas irregulares de alemanes de varias regiones y apoyadas al
principio de un modo vacilante por el rey prusiano. Luego se oficializó la
coalición ruso-prusiana, a la que pronto adhirió Austria, con la consecuente
derrota de Napolèon en la Völkerschlacht
de Leipzig.
Tras
Waterloo, Paris fue ocupada por tropas coaligadas y el 3 de abril de 1814 el
emperador francés se vio obligado a abdicar. En el Congreso de Viena (Wiener Kongress) de 1814/15, los
representantes de los estados vencedores diseñaron el nuevo orden geopolítico
de la Europa posnapoleónica, Los liberales alemanes ensayaron su precaria e
inmadura revolución nacional de 1848/49, cuyo fracaso fortaleció el poder de
las dinastías establecidas. En 1866 se dirime en combate armado la rivalidad
hegemónica de Prusia y Austria, a favor de la primera, sobre los proyectos de unificación alemana.
En
Francia, un sobrino de Napolèon I es elegido presidente de la República y en un
autogolpe de estado se autoproclama emperador. Interviene de un modo muy activo
en la política internacional europea y del mundo hasta que, en 1870, declara la
guerra al reino de Prusia y es derrotado en la batalla de Sedan. Ello habilita
al eficaz canciller prusiano, Otto von Bismarck, para forzar la adhesión de los
reinos alemanes del sur al conjunto de la Confederación alemana y así fundar el
primer Reich alemán unificado (1871).
El 18 de enero de 1871 se proclama en el palacio de Versailles la asunción al
trono imperial del hasta entonces rey de Prusia, Wilhelm I, y el inicio del a veces denominado Segundo Reich… por más que resulte un tanto disputable – en
términos de teoría política – la designación de Primer Reich para el Sacro
Imperio, que de “sacro” y “romano” tenía poco pero incluía entre sus miembros
también a pueblos no germanos.
En suma,
la fundación del nuevo estado alemán y los progresos de la industrialización
propiciaron el despertar de muchos alemanes a la vida política, ya no orientada
tan solo por la autocracia tradicional sino por formaciones partidarias que
desde 1848 venían estructurándose en un sistema de cinco partidos principales:
conservadores tradicionalistas, liberales radicalizados y moderados, centro
católico y socialistas. Integrados desde las elecciones de marzo de 1871 en el
nuevo parlamento (Reichstag), los
diputados de algunas fracciones comenzaron a boycotear el presupuesto de gastos
militares presentado por Bismarck. Liberales nacionalistas se escindieron de
los progresistas; representantes de los terratenientes conservadores apoyaron
al Kaiser y a su primer ministro; los socialistas exigían mejores condiciones
de vida para las clases trabajadoras y el voto universal; los católicos
(excepto en Bayern) se sentían discriminados en una sociedad cada vez más
secularizada o adherida al protestantismo.
Acicateaban
ese malestar del catolicismo ciertas resoluciones gubernamentales como la
supresión de subsidios al clero, la implantación del matrimonio civil y la
prohibición de impartir directivas políticas desde los púlpitos. En amplios sectores
no católicos de la sociedad alemana llameaba el descontento con la reciente
promulgación del dogma de la infalibilidad pontificia en cuestiones de fe,
aprobado por el concilio ecuménico
Vaticano I y puesto en vigor por el papa Pius IX el 18 de julio de 1870.
Algunos grupos católicos alzaron su voz con vehemencia tanto dentro como fuera del Concilio para oponerse a la declaración del dogma de la Infalibilidad pontificia y durante los días en que se debatió la infalibilidad, circularon muchos folletos y sinnúmero de artículos en los diarios y periódicos atacando lo que se consideraba, un intento de Pío IX de declararse infalible. Ignaz von Döllinger, fue uno de los más conocidos opositores a la infalibilidad papal y como no la aceptó, fue excomulgado el 17 de abril de 1871. El conflicto llegó al punto que 14 de los 22 obispos alemanes que se reunieron en Fulda a principios de septiembre de 1869, llamaron la atención del Santo Padre por medio de un documento especial en donde decían que debido a la controversia reinante, no consideraban que fuera conveniente definir la infalibilidad papal.
El lunes 18 de julio de 1870, dos meses antes de perder los últimos vestigios de poder temporal con la entrada de las tropas italianas en Roma, se reunieron en el la Ciudad del Vaticano 435 padres conciliares bajo la presidencia del papa Pío IX. Se hizo la última votación sobre la infalibilidad papal, en la que 433 padres votaron placet (a favor) y sólo dos ―el obispo Aloisio Riccio y el obispo Edward Fitzgerald, de Little Rock (Arkansas)― votaron non placet. Si bien von Döllinger no dio ningún paso por reintegrarse a la Iglesia católica, tampoco lo buscaron de la misma forma que a Hans Küng (otro teólogo opositor pero del siglo XX). En torno a von Döllinger se unió un grupo de sacerdotes y laicos que con el tiempo darían origen a la iglesia de los veterocatólicos. [Después del concilio Vaticano I, algunos grupos de católicos de Alemania, Suiza y del imperio austro-húngaro, bajo el influjo de algunos teólogos como Ignaz von Döllinger, protestaron contra las definiciones del primado y de la infalibilidad del papa. Fueron llamados «viejos católicos» porque consideraban las doctrinas del Vaticano I como una innovación. Los congresos celebrados en München ( 1871) y en Köln ( 1872) los llevaron a la Declaración de Utrecht ( 1889), que unió a todos los que criticaban el concilio Vaticano I con la comunidad más antigua de Utrecht. A principios del siglo XX los viejos católicos se unieron a las «Iglesias polacas nacionales» de Polonia, Estados Unidos y Canadá.]
En el
reino de Prusia, de población mayoritariamente “evangelisch” (o sea,
protestante), ya habían comenzado las mencionadas medidas “anticatólicas”, que
incluían limitaciones a la supervisión de la enseñanza escolar por parte de
inspectores eclesiásticos de ambas confesiones. Uno de los más firmes
adversarios del canciller prusiano Bismarck, el médico y diputado liberal de
izquierda Rudolf Virchow, apoyó en
este conflicto al gobierno y lanzó en el parlamento berlinés la consigna del Kulturkampf,
acuñando así un vocablo que logró permanencia en la lengua alemana. Extendida
la lucha a todo el ámbito territorial alemán, se la imaginó como la
reviviscencia del multisecular combate entre el Pontificado y el Imperio, en el
que siempre estuvo en juego mucho más que una mezquina “querella de
investiduras”.
Bismarck, principal
gestor del nuevo Reich alemán y jefe
de gobierno del imperio, comprendió la gravedad del primer conflicto político
interno al que debía enfrentarse. Algunos profesores y clérigos católicos se
manifestaron contrarios al dogma de la infalibilidad, contradiciendo la firmeza
doctrinaria de los obispos católicos que exigían que aquéllos fuesen
destituidos de sus cargos docentes. El canciller convalidó la permanencia de
los refractarios, aunque no por motivos religiosos sino considerando que en ese
entredicho la iglesia romana atentaba contra la unidad y las instituciones del
flamante Reich. Entendía Bismarck que
la intransigencia católica reavivaría las luchas religiosas que antaño habían
azotado a la sociedad germana. Episodios de ese enfrentamiento, a más de los arriba mencionados, fueron la expulsión de la
orden jesuítica de los dominios imperiales,
la supresión de la “sección católica” en el ministerio de Cultos y la
abrogación de los parágrafos de la Constitución imperial que preveían el
sostenimiento económico de las estructuras eclesiásticas católicas.
El ala
católica en el Reichstag era el partido del Centro (Zentrum) capitaneado por el
diputado Windthorst, quien promovió ásperas discusiones parlamentarias contra
la política laicista del gobierno. Los intensos debates demostraban que detrás
de la fachada confesional reaparecían los gérmenes del tradicional particularismo alemán, con predominio
de los intereses de las minúsculas monarquías locales, las oligarquías
regionales y las incipientes burguesías urbanas entregadas a la importación de
productos foráneos.El
conflicto no tuvo larga duración. Bismarck era demasiado astuto para continuarlo
cuando ya se le venían encima otros enemigos internos, de orden político y
social: los Junker (aristocracia
terrateniente) y los obreros industriales encuadrados en el fortalecido partido
socialdemócrata (SPD) capitaneado por A. Bebel, Wilhelm Liebknecht y Ferdinand
Lassalle. El fallecimiento del papa Pio IX y el advenimiento de Leon XIII al
solio pontificio (1878) permitieron a Bismarck acreditar de nuevo un embajador
alemán ante la Santa Sede, suprimir el tribunal especial contra la “sedición
desde el púlpito” y relajar la aspereza de las relaciones con la iglesia
romana.
Desde
una mirada católica se ha escrito: ver https://www.dhm.de/lemo/kapitel/kaiserreich/innenpolitik/kulturkampf.html
« …Der Kampf gegen Katholiken verstärkte eher die
innerkirchliche Solidarität, die Bindung an den Papst und die Identifikation
mit dem Papsttum. Bisherige Interessensgegensätze zwischen liberalen und
konservativen Katholiken rückten in den Hintergrund. Das katholische Vereins-
und Verbandswesens erlebte ebenso einen deutlichen Aufschwung wie die
katholische Presse, die ungeachtet der repressiven Maßnahmen die Politik des
Zentrums massiv unterstützte. Bei den Reichstagswahlen
1877 und 1878 konnte sich die Zentrumspartei als
zweitstärkste Fraktion im Parlament etablieren. Auch aufgrund dieser
kontinuierlichen Wahlerfolge erkannte Bismarck Ende der 1870er Jahre, dass er
seine Ziele der Zerschlagung des politischen Katholizismus nicht erreichen
konnte. Mittlerweile beklagten sich auch protestantische Vertreter über das
mangelnde Rechtsbewusstsein, die Einschränkung individueller Rechte und
Freiheiten sowie die fortschreitende Säkularisierung des öffentlichen Lebens.
Daneben verlor Bismarck durch seine Abkehr von den Prinzipien des Freihandels
die Unterstützung großer Teile der Nationalliberalen. Zur
Durchsetzung der konservativen Schutzzollpolitik brauchte der Reichskanzler eine neue
parlamentarische Mehrheit, die er nur durch eine Annäherung an das Zentrum
erreichen konnte. Darüber hinaus traten allmählich die Sozialdemokraten in den Mittelpunkt Bismarckscher
Innenpolitik, die er als eine noch größere Gefahr für die Gesellschaft im
Deutschen Reich erachtete. ..
. . . Im Herbst
1885 akzeptierte Bismarck einen Schiedsspruch von Papst Leo XIII. in einer
nebensächlichen deutsch-spanischen Streitfrage um die Karolineninseln1
zugunsten Spaniens. Aufgrund dieser Anerkennung des Vatikans als Souverän
verlieh das Kirchenoberhaupt dem Reichskanzler die höchste päpstliche
Auszeichnung, den Christusorden - sehr zum Entsetzten der Katholiken in
Deutschland, die in Bismarck immer noch den "Christenverfolger"
sahen. In weiteren Verhandlungen wurde der "Kulturkampf" zusätzlich
entschärft: Die beiden Friedensgesetze von 1886 und 1887 revidierten
schließlich bis auf Schulaufsicht und Zivilehe nahezu alle Kulturkampfgesetze.
Am 23. Mai 1887 erklärte Leo XIII., dass der Friedenszustand zwischen Heiligem
Stuhl und Deutschem Reich wieder hergestellt sei. Anspielend auf die herbe
Niederlage Bismarcks im "Kulturkampf" hieß es später im Volksmund,
der Reichskanzler habe sich "am Weihwasser die Finger
verbrannt". »
El Reichskanzler, necesitado del apoyo político que el Zentrum podría darle, terminó por derogar las
leyes adversas a la Iglesia.
1Islas Carolinas (en el Pacífico
occidental): España intentó establecer derechos
aduaneros en la región en 1875, pero Alemania y el Reino
Unido protestaron, ya que el anterior abandono
de las islas por parte de España permitió la llegada de diferentes misiones de
estos dos países. El conflicto surgido a causa de estos hechos fue sometido al
arbitraje del papa León
XIII, quien reconoció la
prioridad de los derechos de España sobre las islas comprendidas hasta el grado
164 longitud este, asignando a Alemania las islas
Marshall y la facultad de conservar una estación
naval en una de las islas Carolinas, derecho que Alemania nunca utilizó.
Nota no imprescindible para estudiantes del
nivel inicial:
sobre la enunciación de
nombres de monarcas y análogos: en
nominativo, Friedrich der Zweite [der Große], Wilhelm der Erste, Leo der Dreizehnte
(Leo XIII.) – Los números ordinales se marcan con un punto tras la cifra. - En orden sintáctico se pronuncia: nombre, artículo y número ordinal.
Desde ya, si es necesario declinar el
artículo (que no se escribe pero
se pronuncia), debe respetarse la declinación exigida por el caso : Genitiv – Dativ – Akkusativ –
Nominativ .
P.ej. – Elisabeth der Zweiten – Wilhelm
dem Ersten – Karl den Fünften – Karl der Fünfte – [es más fácil entender el
funcionamiento de los 4 “casos” si los practicamos en oraciones con Objeto
Indirecto y Objeto Directo].
Fuentes :
Catholic Encyclopedia http://www.catholic.org/encyclopedia/view.php?id=6721
C .E.H.: La obra médico-antropológica de Rudolf Virchow.- en QUIRON,
vol II, nº 4, La Plata oct-dic 1980 (órgano de la Fundación J.M Mainetti).
Historisches
Lexikon der Schweiz http://www.hls-dhs-dss.ch/textes/d/D17244.php
Luckwaldt, Friedrich : El sistema de los Estados europeos… (en :
Walter Goetz, Historia universal, tomo VIII, p. 350-352 – Espasa-Calpe, Madrid
1968).
Richter, Werner : Bismarck.- (traducc. Angel Sabrido).- Ediciones
G.P., Barcelona 1967, 3ª parte, II.
Rocker, Rudolf: Nacionalismo y cultura.- (traducc. Diego Abad de Santillán)
- ed. Tupac, Buenos Aires 1954.
Rössler, Hellmuth: Deutsche Geschichte.- C. Bertelsmann, Güthersloh 1961.
-o-o-
Ende des Lesestücks 9
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen