Sonntag, 23. Mai 2021

Mascha Kaléko, poeta entre y durante guerras



Bautizada como Golda Malka Aufen, pero más conocida con Mascha Kaléko se la considera como una de las grandes plumas de la literatura alemana en 1930. Nació en Polonia, y era hija de Fischel Engel y de Rozalia Chaja Reisel Aufen. Los embates de la primera Guerra Mundial obligaron a su familia a viajar al país germano, cuando ella tenía poco más de diez años. Kaléko nació el 7 junio de 1907, en la ciudad polaca de Chrzanów y falleció el 21 de enero de 1975, en Zurich, Suiza. Fue una referente de la nueva objetividad en la literatura y durante la Segunda Guerra Mundial debió exiliarse en Estados Unidos.

Mascha Kaléko (1907-1975) fand in den Zwanzigerjahren in Berlin Anschluss an die intellektuellen Kreise des Romanischen Cafés. Zunächst veröffentlichte sie Gedichte in Zeitungen, bevor sie 1933 mit dem ›Lyrischen Stenogrammheft‹ ihren ersten großen Erfolg feiern konnte. 1938 emigrierte sie in die USA, 1959 siedelte sie von dort nach Israel über. Mascha Kaléko zählt neben Sarah Kirsch, Hilde Domin, Marie Luise Kaschnitz, Nelly Sachs und Else Lasker-Schüler zu den bedeutendsten deutschsprachigen Lyrikerinnen des 20. Jahrhunderts.

Desde su adolescencia mostró su amor por la escritura, como su gran virtud para ejercerla, luego de casarse Saul Aaron Kaléko, maestro de lenguaje hebreo. La poeta conoció a fines de los años 20 a tres de las grandes personalidades artísticas que le abrirían las puertas a ese mundo: la reconocida escritora Else Lasker-Schüler, el renombrado escritor Erich Kästner y el talentoso pintor y autor Joachim Ringelnatz.

Tocando temas como la justicia social y el exilio, la artista publicó en 1933 su primer libro, La taquigrafía lírica (Das Lyrische Stenogrammheft). En 1935 llegó su segunda obra, El pequeño libro de lectura para adultos (Kleines Lesebuch für Große). Previamente Mascha Kaléko ya había publicado varios de sus poemas en los diarios de Berlín, y más de uno se había convertido en canción.

El primer libro de Mascha Kaleko se publicó en Berlin y en 1933, se titulaba Das Lyrische stenogrammheft (algo así como 'Taquigrafía lírica') y llevaba una cubierta que avisaba bien del tono de los poemas: tenía algo de libro para niños, imitaba a un cuaderno escolar de ejercicios al que la propietaria había engalanado con sus dibujitos encantadores (esa canoa en el que van dos remeros, y lleva el nombre de Mascha en el costado, ese trenecito con un vagón que va a Roma y otro a Niza, la niñita con su helado, el gato, el gordo con el puro).

El libro, considerado de inmediato como la más alta cota que hasta ese instante había alcanzado en verso la Nueva Objetividad (ironía, sátira, prohibición de ponerse estupendos y lanzar aullidos, tanto de espanto como de celebración, preferir siempre disfrazar la ingenuidad que esconderse en abstracciones, renegar de los golpes de pecho), conoció una reedición cuyo único cambio afectaba al año: en vez de 1933, se leía 1935. La reedición se hizo coincidir con la publicación del segundo volumen de Kaleko (Kleines Lesebuch für Grosse). Pero eran malos tiempos para la lírica y ambos volúmenes fueron perseguidos por los nazis. A Kaleko no le quedó más remedio que huir de su amado Berlín, lo que no significa que extraviara su patria: llevaba la patria encima, como dice bien su excepcional traductora al español, la poeta Inmaculada Moreno (Tres maneras de estar sola, Renacimiento), su patria fue siempre la lengua alemana (si bien la propia Kaleko en un poema advierte que “su única patria es el amor”).

 "La memoria del Berlín contra el que, paradójicamente, había usado el sarcasmo y la ironía en sus poemas primeros llenó gran parte de su vida, y por ende, de sus versos. Pertrecharse en la poesía la salvó de esas soledades, o mejor dicho, casi la salvó, porque un puñado de poemas no salvan de nada y aún menos cuando, como en el caso de Kaleko, sus versos fueron silenciados por diversas razones coyunturales. Nacer mujer, judía y alemana en la primera década del siglo XX no auguraba nada bueno, empeñarse en hacer una poesía estrófica y de tono cotidiano tampoco ayudó demasiado", escribe Inmaculada Moreno en la introducción a la espléndida antología con la que presenta a Kaleko y la convierte, gracias a su pericia, en poeta española. Ese tono cotidiano precisamente, esa levedad en algunos apuntes, esa inmersión en su propia vida –de la que es espectadora y narradora-, ese desparpajo para cazar una verdad con resuelta naturalidad y hacerla memorable (La dicha es pobre en fantasía/ su repertorio, bien pequeño/. La desdicha en cambio...¡un genio!: /siempre se inventa nuevas vías) no sólo caracterizan la voz poética de Mascha Kaleko, también le permiten ser actual, no necesitar de ningún contexto histórico para sostenerse, aunque en su caso el contexto histórico importe mucho: Hago los bártulos, me marcho/ a la ancestral manera de mi estirpe./ Hablan de mí sólo en voz baja/ Sigo siendo el extraño del lugar, escribe en un breve poema, y en un poema magnífico, dedicado a Berlín, a la que vuelve después de mil años de ser expulsada, donde busca los aromas de su juventud conmovida transito por las calles/ donde a veces no queda más que el rótulo./ En mí, la forastera, vive la antigua imagen/ de la ciudad que miles olvidaron./ Deambulo igual que por un sueño, /a través del paisaje, espacio y tiempo./ Y yo me vuelvo no-sé-bien-cómo.../a la nostalgia de los Temps perdus... Por difíciles que se le pusieran las cosas, Mascha Kaleko es una poeta del sí: si un sabio francés dijo una vez que nadie es nunca feliz en la tierra, ella le corrige, se acuerda de haber sido feliz "y a serlo de nuevo se entrega".

 Mascha Kaleko también es una gran poeta del amor. Su primer marido, un filólogo 10 años mayor que ella con quien estuvo siete años, le prestó el apellido. Tuvo un hijo con un músico con quien se casó y se fue primero a los Estados Unidos y después a Jerusalén. El hijo murió con sólo 30 años y a él le dedica uno de los poemas más temblorosos y emocionantes de los que se recogen en Tres maneras de estar sola. En cuanto a la división de sus experiencias entre los amores y el amor, hay otro poema precioso, Para alguienLos otros son la mar abierta/ pero tú eres el fondeadero./ Puedes dormir tranquilo, créeme/ Hacia aquí siempre navego. Aunque, con encantador ironía Kaleko dice en un verso que soñando puede ser bastante cursi, sus versos regatean siempre cualquier tentación de cursilería.  

 Carta desde una tierra vehemente - (escrita en 1938)

 Desde esta tierra extrema yo te escribo

a la sombra de un árbol que ayer aún no estaba

pues aquí crece todo de repente.

Apenas surge un plan, ya se ha cumplido.

Demasiado vehemente es nuestra tierra.

Yo no sé bien si tú

podrías adaptarte a este clima,

admito que yo misma con frecuencia lo temo.

Quema el sol como cólera encendida,

y él madura el grano, tuesta el grano

a su gusto. No puede una fiarse:

hoy representa amor, mañana odio.

A partir de una nada, de una fuente,

nace de pronto un río que veloz

inunda el campo todo entero

y de nuevo decrece en un instante.

Aquello que deseas se cumple sin demora,

pues los deseos tienen un poder evidente

-no deseo maldades, menos mal,

se metería una si no en un mar de sangre-.

Tú miras con deseo a una mujer

y así ya eres un hombre

y tu deseo engrendra un hijo.

Es aquí cada cual igual que el viento,

que esparce sus semillas sin tiempo a preguntar

si han echado raíces.

Observas con cariño alguna estrella

y entonces brilla y te obedece

y lleva tu talento a su apogeo.

Te colma hasta tal punto de venturas

que te corta el aliento. ¡Vente ya!

Sé mi invitado. Aunque es difícil

adaptarse, a aquél que lo consigue

le salta el corazón y se le rompe.

 

más Poemas de Mascha Kaléko:

Esa pequeña fama

¿Qué se parece tanto a esa pequeña gloria

como una flor de invernadero?

Si quieres que brote la pobre plantita,

tienes que regarla todos los días.

Y esparcir fertilizante. Y marihuana.

Mira el clima. Y camina en silencio.

Pero si no te importa un comino, nunca serás

coronado por la  A-ka-de-mie.

 

Das Bißchen Ruhm

Was ähnelt wohl dem bißchen Ruhme
So sehr wie eine Treibhausblume?
Soll dir das arme Pflänzchen sprießen,
Mußt du es täglich brav begießen.
Und Dünger streun. Und Unkraut jäten.
Aufs Wetter sehn. Und leise treten.
Doch pfeifst du drauf, so wirst du nie
Gekrönt von der A-ka-de-mie.

 

¿Nostálgico de qué?

Cuando digo "nostalgia", digo "sueño".

Porque la patria vieja apenas existe.

Cuando digo nostalgia me refiero a mucho:

lo que nos deprimió durante mucho tiempo en el exilio.

Ahora somos extraños en nuestra ciudad natal.

Solo quedaba el "dolor".

El "hogar" se ha ido.

 

Heimweh, wonach?

Wenn ich „Heimweh“ sage, sag ich „Traum“.
Denn die alte Heimat gibt es kaum.
Wenn ich Heimweh sage, mein ich viel:
Was uns lange drückte im Exil.
Fremde sind wir nun im Heimatort.
Nur das „Weh“, es blieb.
Das „Heim“ ist fort.

 Receta

Ahuyenta los miedos

y el miedo a los miedos.

Durante unos años

todo será suficiente.

El pan en la caja

y el traje en el armario.

No digas mio

Todo te está prestado.

Viva un tiempo y vea

lo poco que necesita.

Prepárate.

Y ten la maleta lista.

Lo que dicen es verdad: lo que debe llegar, llega.

No vayas hacia el sufrimiento. Y está ahí,

míralo a la cara en silencio. Es fugaz como la felicidad.

No esperes nada. Y guarde su secreto con cuidado.

Incluso el hermano revela, se trata de ti o de él.

Toma tu propia sombra Al compañero.

Bueno, barre tu habitación. E intercambiar el saludo con el vecino.

Arregle alegremente la cerca y también la campana de la puerta. Mientras tanto, mantén la herida en ti despierta bajo el techo.

Rompe tus planes. Sé inteligente y apégate a los milagros.

Se han registrado durante mucho tiempo en el gran plan.

Ahuyenta los miedos y el miedo a los miedos.

Rezept

Jage die Ängste fort
Und die Angst vor den Ängsten.
Für die paar Jahre
Wird wohl alles noch reichen.
Das Brot im Kasten
Und der Anzug im Schrank.

Sage nicht mein.
Es ist dir alles geliehen.
Lebe auf Zeit und sieh,
Wie wenig du brauchst.
Richte dich ein.
Und halte den Koffer bereit.

Es ist wahr, was sie sagen:
Was kommen muß, kommt.
Geh dem Leid nicht entgegen.
Und ist es da,
Sieh ihm still ins Gesicht.
Es ist vergänglich wie Glück.

Erwarte nichts.
Und hüte besorgt dein Geheimnis.
Auch der Bruder verrät,
Geht es um dich oder ihn.
Den eignen Schatten nimm
Zum Weggefährten.

Feg deine Stube wohl.
Und tausche den Gruß mit dem Nachbarn.
Flicke heiter den Zaun
Und auch die Glocke am Tor.
Die Wunde in dir halte wach
Unter dem Dach im Einstweilen.

Zerreiß deine Pläne. Sei klug
Und halte dich an Wunder.
Sie sind lang schon verzeichnet
Im grossen Plan.
Jage die Ängste fort
Und die Angst vor den Ängsten.

 Adiós a Berlín

Berlín, en marzo. El primer viaje a Alemania,

desde que fui desterrado hace mil años.

Veo la ciudad de una manera nueva,

con la guía en la mano.

El cielo es azul. Los pinos escuchan suavemente.

En Steglitz, un carbonero me habló ayer en el

parque del castillo. Ella me reconoció.

¡Y de nuevo me despiertan los gorriones de Berlín!

Me encanta este tono alegre y blandito.

Los escucho arañando mi ventana por la mañana,

Am Ku-Damm en la pensión de la casa de verano,

vengo feliz, según la vieja tradición,

como entonces,

charlando sobre mi carga de trabajo diaria con dichos gorriones .

Ya es pascua. El tilo es verde.

¿Cómo olía hoy a primavera en Grunewald?

El primer pájaro carpintero golpea la corteza de abedul.

Ahora el viento del este silba desde el último hoyo.

Y todo pregunta ¿cómo encuentro Berlín?

- ¿Cómo lo encuentro? ¡Oh, todavía lo estoy buscando!

Busco entre las ruinas de la

humanidad y la arquitectura de estuco.

Berlinert uno: "¡Te digo hola!",

Casi creo que estoy tras la pista de aquel entonces.

Pero esta nueva dureza en el rostro ...

Berlín, ¿dónde estás? ¿Dónde estás?

En mi corazón camino por las calles,

donde a menudo no hay nada más que un letrero.

En mí, el forastero, vive la vieja imagen de

La ciudad que tantos miles han olvidado.

Camino como en un sueño

A través de este paisaje tiempo y espacio.

Y no sé cómo siento

nostalgia por los temps perdus ...

Berlín en primavera. Y Berlín en la nieve.

Mi primer libro de versos en las librerías.

Los amigos del Romanisches Café.

¡Cuánto veo que ya no veo!

¡Cuán fuerte me hablan las piedras de Pompeya!

Ambos nos tragamos nuestra medicina,

Pompeya sin pompa. ¡Bonjour, Berlín!

 

Wiedersehen mit Berlin

Berlin, im März. Die erste Deutschlandreise,
Seit man vor tausend Jahren mich verbannt.
Ich seh die Stadt auf eine neue Weise,
So mit dem Fremdenführer in der Hand.
Der Himmel blaut. Die Föhren lauschen leise.
In Steglitz sprach mich gestern eine Meise
Im Schloßpark an. Die hatte mich erkannt.

Und wieder wecken mich Berliner Spatzen!
Ich liebe diesen märkisch-kessen Ton.
Hör ich sie morgens an mein Fenster kratzen,
Am Ku-Damm in der Gartenhauspension,
Komm ich beglückt, nach alter Tradition,
Ganz so wie damals mit besagten Spatzen
Mein Tagespensum durchzuschwatzen.

Es ostert schon. Grün treibt die Zimmerlinde.
Wies heut im Grunewald nach Frühjahr roch!
Ein erster Specht beklopft die Birkenrinde.
Nun pfeift der Ostwind aus dem letzten Loch.
Und alles fragt, wie ich Berlin denn finde?
– Wie ich es finde? Ach, ich such es noch!

Ich such es heftig unter den Ruinen
Der Menschheit und der Stuckarchitektur.
Berlinert einer: „Ick bejrüße Ihnen!“,
Glaub ich mich fast dem Damals auf der Spur.
Doch diese neue Härte in den Mienen …
Berlin, wo bliebst du? Ja, wo bliebst du nur?

Auf meinem Herzen geh ich durch die Straßen,
Wo oft nichts steht als nur ein Straßenschild.
In mir, dem Fremdling, lebt das alte Bild
Der Stadt, die so viel Tausende vergaßen.
Ich wandle wie durch einen Traum
Durch dieser Landschaft Zeit und Raum.
Und mir wird so ich-weiß-nicht-wie
Vor Heimweh nach den Temps perdus …

Berlin im Frühling. Und Berlin im Schnee.
Mein erster Versband in den Bücherläden.
Die Freunde vom Romanischen Café.
Wie vieles seh ich, das ich nicht mehr seh!
Wie laut „Pompejis“ Steine zu mir reden!

Wir schluckten beide unsre Medizin,
Pompeji ohne Pomp. Bonjour, Berlin!

 

-o-o-

Seiltänzerin ohne Netz

Mein Leben war ein Auf-dem-Seile-Schweben.
Doch war es um zwei Pfähle fest gespannt.
Nun aber ist das starke Seil gerissen:
Und meine Brücke ragt ins Niemandsland.

Und dennoch tanz ich und will gar nichts wissen,
Teils aus Gewohnheit, teils aus stolzem Zorn.
Die Menge starrt gebannt und hingerissen.
Doch gnade Gott mir, blicke ich nach vorn.

Der kleine Unterschied

Es sprach zum Mister Goodwill
ein deutscher Emigrant:
„Gewiß, es bleibt dasselbe,
sag ich nun land statt Land,
sag ich für Heimat homeland
und poem für Gedicht.
Gewiss, ich bin sehr happy:
Doch glücklich bin ich nicht.“

Keiner wartet

Alle müssen sie heim. Nur ich muß nicht müssen.
Keiner wartet, daß ich ihm das Essen richte.
Keiner sagt, komm, setz dich her. Wie bist du müde!
Schneidet mir keiner das Brot.

Keiner weiß, wie ich war mit achtzehn, damals.
Keiner stellt mir den ersten Flieder hin,
Holt mich vom Zug mit dem Schirm.

Ist keiner, dem ich beim Lampenlicht lese,
Was der Chinese vom Witwentum sagt:
„Die Gott liebhat, nimmt er zu sich,
Ehe er ihr den Geliebten nimmt.“

(fuente https://www.maschakaleko.com/keiner-wartet )

posteado por kalais 23.5.2021 - ch

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